La furia es un vino derramado,
irreversible,
pero irreversibles también son el dolor
y la alegría,
el sol
y los susurros quedos entre las almohadas,
el amor y el desamor;
el calendario,
las fotos de árboles o de almas,
las semillas germinando,
leer al descuido y emocionarme
sin saber ni querer,
cada paseo y cada beso
y cada atisbo de sonrisa en tus ojos,
irrepetible,
mientras busco y busco
que se repita.
Amor en los 70
Hace 1 semana
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