A veces el amor no es amor,
no,
ni deseo, ni pasión,
ni esperanza, ni futuro,
ni siquiera un momento en el presente.
A veces es un dolor en el pecho,
una bola atravesada en el buche
de un pájaro,
un zapato olvidado
al lado de los tuyos.
A veces las miradas que no se recuerdan
son lo único que queda
en pie.
Y, aún así,
con tan poca cosa,
ya es algo.
Porque es noviembre.
Hace 1 semana
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