Limpios motores inventan el fuego,
que amaga,
como diminutos volcanes,
en cada poro del sueño,
alivio cardinal,
hogueras desquiciadas
manejando con serenidad
el tráfico de las palabras...
no hay puertos donde
terminar el viaje,
y, de pronto,
un cierzo lento
renueva el frío,
la huida de cada mañana,
y la verdad se enjuaga la cara
con un agua
de rutina transparente.
ENTREVISTA EN "HABLEMOS ESCRITORAS"
Hace 10 meses