MANTRA PARA REPETIRSE UNO MISMO DE VEZ EN CUANDO

Después de un tiempo
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano y encadenar un alma
y uno aprende que el amor no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender
que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy
porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes..
y los futuros tienen una forma de caerse a la mitad,
y después de un tiempo uno aprende que,
si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema,
asi uno planta su propio jardín
y decora su propia alma
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores,
uno aprende que realmente puede aguantar,
que realmente es fuerte,
que realmente vale
y aprende y aprende…
y con cada adiós uno aprende.

Puede que ANONIMO

30 de enero de 2009

Dioses y Titanes

Va de tenis. Contemplando al viento jugar al tenis con las nubes recordé una frase que le oí a un amigo: Federer juega como lo harían los dioses. Y seguramente es verdad, hay algo de sobrehumano en la facilidad con que se mueve y golpea la bola, en ese deslizamiento sin resistencia con que se mueve por la pista e impulsa la raqueta en la mejor dirección, en la tibieza de su rostro incapaz de romper a sudar, aún en los mayores esfuerzos, en la contemplación mayestática de su dominio en la pista, como si no fuera él el que está jugando, en la condescendencia que parece tener con sus rivales mientras articula su elegancia en cada gesto como si no fuera él, el dios, el que está jugando, sino un enviado divino, un enviado de él mismo. Muchos jugadores se postran ante él y ceden antes de comenzar el juego.
Nadal ante Federer es el representante de los hombres, el se convierte en Prometeo, preserva el fuego y la fé en las posibilidades de la lucha de los hombres por su destino, se convierte en un titán que sufre por cada bola camino de la victoria, se mueve con la emoción y el sentimiento de estar ante un imposible que solo la tenacidad en la pelea hará posible. Se esfuerza, suda, golpea sabiendo que ante el menor desaliento su gloria se hará cenizas.
Solo ante Nadal alcanza Federer una dimensión ligeramente humana, aunque a veces pierda contra otros jugadores parece ausente en la contienda, como si otras ocupaciones le alejaran del juego. Contra Nadal parece ver llegado el momento de abandonar su trono y descender al barro empujado por las furias y ahí, abandonado por sus coros, es él y solo él el que tiene que medir sus armas contra la terca firmeza de un solo hombre.
Nadal rema y rema de un lado a otro de la pista, encaja y devuelve los golpes, parece rendido y se levanta, grita su contento al cielo en cada punto victorioso, está a punto de ser noqueado y una bola imposible llega a la línea bordeando el universo.
Es cierto que Federer juega como los dioses, pero Nadal, Nadal........solo juega como, a veces, lo hacen los hombres.